Frida Carrio, diseñadora e ilustradora:

Fridita, la Mafalda chilota que encanta

Las creaciones de la ilustradora Frida Carrio, gozan de un bien ganado reconocimiento. Con dedicación, las traspasa desde su tableta digital, esa pantalla táctil que es la principal herramienta en su oficio. Tras egresar de Aiep, sede Puerto Montt, el año 2008, la novel diseñadora gráfica escogió la ilustración en vez del diseño corporativo y se dio a la tarea de crear historia y personajes que plasmaran elementos reconocibles de nuestro sur. Así nació Fridita, no porque haya pretendido fuera su alter ego. Al contrario, su más famoso personaje, tiene una cosa media pascualina, pero con aires chilotes que encanta y está inspirado en su abuela homónima. Una mujer que ella describe como entrañable, quien junto a otra rama de su familia residente en Chiloé, le heredaron modismos, historias de campo y cuentos de mitologías insular.


Logró dar con Fridita después de horas de ensayo y error. Desde las formas tiernas de la estética kawai. La artista fue delineando las expresiones faciales y actitudes corporales a las que sumó un variopinto canasto de expresiones.

Frida Carrio, su creagora, nos habla sobre el momento en que definió su carrera, y que, de paso, ha marcado su vida. ¿Cuándo supiste que ibas a ser una dibujante?

“Desde niña supe que me iba a dedicar a algo así. Después estudié diseño, pero esa una forma de expresión más corporativa y no lograba adaptarme. Con el tiempo, combiné lo que había estudiado y mi pasión que siempre había sido el dibujo. Hasta que di con la idea”.

Es que en ella, el chilotismo siempre estuvo presente y lo aprovechó a su favor para modelar la personalidad, netamente sureña de su primogénita digital y trató de concentrar en ella -Fridita- todo el acervo que le había traspasado su clan familiar.

“Es curioso, Fridita, en realidad no soy yo, la gente piensa que soy yo que yo me dibujé, es mi abuela cuando era niña”. Se refiere, como homenajeando a la matriarca que reside en Panitao, sector distante 15 kilómetros de Puerto Montt.

"Tomábamos mate juntos de chiquitita mientras me enseñaba a tomar mate de ahí tenía yo esta necesidad como de guardar su mi abuelita no pudo estudiar fue una niña, salió de su casa a temprana edad ya que se casó muy joven. Es una mujer muy graciosa”. Indica emocionada.

Sobre el resultado alcanzado con su famosa creación, precisa que lo suyo estuvo ligado más al retrato y al realismo. Era lo que le gustaba, pero exploró formas simples de caricatura, porque sentía que aquello que a ella lo satisfacía no conectaba con el público. Había dado con la dosis  exacta de elementos, simpleza y contenido

“Cuando la expresión es simple y va directo al grano la comunicación es más directa. Si a esto le acompañas un relato reconocible,  que identifica personaje y público, se produce la magia”.

Hoy, Fridita tiene una genética definida bien construida y ya ha desplegado sus alas con rumbo propio. Por momentos ha abrazado algunas causas y levantado banderas de lucho. Son los episodios donde sí asoma la ilustradora en el perfil creado. Con una propuesta, a ratos femenina u otras en que se ha hecho parte de demandas sociales.

“Ella no pierde su esencia, pero me permito estas licencias de artista, respetando siempre su identidad. Luego ella vuelve a su origen, donde el humor y sus conceptos vuelven a reimplantarse”. Declara para establecer el lado más reflexivo y analítico que también se advierte en las ilustraciones.

Sus creaciones le han permitido vivir de este lado del arte. Pero comenta con cierta amargura el haber perdido otro personaje que nació de su mano. Alguien registró la marca y lo perdí.

Concluida la pandemia le costó retomar el ritmo de trabajo que llevaba antes del enclaustramiento. Allí surgieron nuevos personajes y un proyecto pendiente que es editar un libro de cuentos y una agenda.

Pichochoy, el novio de Fridita, Medio Leso y la Mamita, personajes sin editar, deben seguir esperando su momento. En esta familia no faltan “diabluras”, ni las cazuelas, aunque pique el cara ´e gallo.

En la realidad, Frida, de 38 años conforma su familia junto a sus dos hijas, de 14 y 8 años, y su pololo. Trabaja en su propio taller, instalado en su casa donde desarrolla su método de trabajo, para responder la demanda de sus productos.

Tazones, stickets adhesivos y otros souvenirs son estampados sostenidamente según la época. ¿Lo que realizas es tu fuente de ingresos?

“Sí, yo vivo en este momento Importante esto y es doblemente gratificante porque por un lado está la satisfacción de dibujar y a la vez, la gente compra mis trabajos, lo que no es fácil para cualquier artista”. Dejó de estar presente en un local de la Feria Bosquemar. Actualmente sólo vende su merchandising en la boutique del Teatro Diego Rivera y puntos de ventas de la isla grande de Chiloé y a través de su tienda virtual www.friditailustraciones.cl

 

De su catálogo de productos reconoce claramente cuales gozan de la mayor aceptación popular. “Son dos: una tacita  para enamorados que dice eres la razón de mi arrechura, un chilotismo para confesarle el amor a la pareja y un mate con el texto “Pasa a tomar un mate y calentar tu hueco”.

Equivocadamente, muchos creen que otro reconocido personaje, El Chilotito también le pertenece, pero se desmarca, respetando la propiedad intelectual del artista Víctor Alarcón. Ambas ilustraciones coexisten en el imaginario colectivo. Ella, unto a Maca Gallardo, Natalia Saldivia y Chilotito Kiefer, cultiva el oficio que ilustra historias con sello sureño.

A pesar de que trata cultivar un bajo perfil, la creadora confiesa, sin saber cómo igualmente la reconocen, incluso admiradores le han pedido fotografías. Otra labor que la enorgullece es haber sido elegida para diseñar viñetas e ilustraciones para rotular vehículos de algunos consultorios móviles de salud municipal, que ejecutan prestaciones en zonas apartadas de nuestra ciudad.

Aprendida la lección, registra todo lo que crea, para evitar pérdida de propiedad intelectual. En su inquieto quehacer, también ha realizade pedido especiales de cómics, pero exclusivamente en ese plano.

Siente que ha ido quemando diferentes etapas con el tema del dibujo. Atrás quedó el hobby porque actualmente la ilustradora esboza detalles de sus proyectos inconclusos, los que según señala los quiere mantener lo más alejado posible de la tentación de ir más allá de su tableta y caer atrapada por recursos de inteligencia artificial.

“ No quiero saber nada de la inteligencia artificial. siento que puede servir para muchas cosas, pero en ese ámbito los creadores debemos mantenernos en el trabajo propio, auténtico y honesto, porque de lo contrario, se pierde la esencia del proceso”.

Ella asegura no claudicará ante esta creciente tendencia. Indica que seguirá adelante con su entretenida labor, mientras esperamos que esta especie de Mafalda chilota siga arrancándonos sonrisas y manteniendo vida la tradición oral que le regaló su abuela y que ella plasma con magistral destreza digital.