NATALIA CRUZ, ARQUITECTA
Preservando el legado arquitectónico de las iglesias patrimoniales de Chiloé.

Estos saberes son el resultado de una necesidad de adaptarse al medio que requirió de mucho ingenio. Las iglesias de Chiloé son la expresión monumental de esta maestría y creatividad. En ellas, cada madera nativa, ya fuera el ciprés, el coihue, el alerce, el mañío, el laurel, la tepa, el canelo o el arrayán, cumplía una función particular. Destaca en estas obras el uso de técnicas constructivas tradicionales, como los ensambles, empalmes y detalles ornamentales. Debido a la escasez de metales en las islas, en la obra gruesa casi no se utilizaban clavos de hierro, sino grandes tarugos de madera. Entre los años 2000 y 2001, dieciséis iglesias fueron reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Mundial.
Para conocer los alcances de este nombramiento, conversamos con Natalia Cruz Campos (37), arquitecta de la Universidad de Chile, especializada en restauración y directora ejecutiva de la Fundación Iglesias Patrimoniales de Chiloé.
¿Por qué la Unesco solo declaró 16 iglesias Patrimonio Mundial?
“Es importante destacar eso sí que la Unesco toma lo que se le propone desde el Estado de Chile y desde los académicos y profesionales que buscan relevar y poner en valor estas iglesias, que serían en el futuro el sitio patrimonio mundial. Y si bien, claro, son 16 iglesias, pero son representativas de un elenco mucho mayor”.
La experta se refiere al catastro realizado por el Servicio del Patrimonio en el año 2021 que reconoce 152 iglesias dentro de esta tipología de la Escuela chilota de arquitectura religiosa en madera.
De ese total, actualmente se mantienen 149 templos. La de San Francisco de Ancud, arrasada completamente en enero de 2020 por un incendio cuya causa fue cerrada en junio de 2021. La iglesia de Carelmapu, destruida por otro incendio el año 2024 y la iglesia de Alao, la cual, debido a las malas condiciones en las que estaba, ya no se cuenta. Ante esto, la propia comunidad decidió construir una iglesia, a un costado de la original, para rescatar ciertos materiales y trabajarlos en minga.
La directora ejecutiva añade que “dentro de ese contexto, que no solamente aborda el archipiélago de Chiloé, sino que también la zona continental de la región de los lagos, se toman estas 16 iglesias como una muestra excepcional de este gran elenco, por sus valores arquitectónicos, por sus valores comunitarios, por las fiestas que están asociadas cada una en la iglesia”.
La fundación que lidera Natalia Cruz tiene por misión preservar el patrimonio cultural asociado al Sitio Patrimonio Mundial de las Iglesias de Chiloé y otras expresiones de la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera, así como también difundir y promover sus valores.

Natalia Cruz Campos (37), arquitecta de la Universidad de Chile, especializada en restauración y directora ejecutiva de la Fundación Iglesias Patrimoniales de Chiloé.
La iglesia más antigua del sitio patrimonial es la iglesia de Achao, reconocida como la construcción de madera más antigua de Chile, y se distingue de las demás iglesias chilotas por su estilo interior recargado, propio del barroco. Tanto su bóveda principal como sus altares, nichos y púlpito están adornados con finos y coloridos tallados de madera.
Es la iglesia, construida en madera, más antigua en Chile; data de 1730. A pesar de su valor arquitectónico y religioso, hace poco fue vandalizada.
“Sí, lamentablemente, una persona del lugar hizo un graffiti en la puerta principal de la iglesia. Identificaron a la persona que lo hizo, se lo llevaron detenido y se hizo la denuncia respectiva también tanto a carabineros como al Consejo de Monumentos Nacionales porque vandalizar o alterar de manera negativa un monumento histórico es un delito y por lo tanto se tienen las facultades para poder llevarse a esa persona detenida y pasar por un proceso luego”.
¿Sólo actos delictuales comunes o ha habido actos sacrílegos?
“No, actos sacrílegos no, pero por lo general se meten a las iglesias para sacar pequeñas alcancías con los aportes diarios de los turistas y eso es lo que se llevan. Hace un mes aproximadamente, entraron a la iglesia de Nercón, que está ubicada en Castro, rompieron la puerta y sacaron la alcancía también, un cilindro de gas. Cosas que pueden reducirse rápidamente”.
¿Cuál es la relación de la fundación con la autoridad eclesiástica?
“La fundación nació bajo el alero del Obispado de Ancud. Es una fundación de derecho canónico que administra el conglomerado de iglesias, cuyo propietario de las iglesias es el Obispado de Ancud. Y muchas más también. La iglesia de Castro, en cambio, tiene una situación que es diferente de administración. Nuestra fundación está especializada en patrimonio, en temas de restauración y de conservación”.
La administración de este sitio de Patrimonio Mundial también recae en el Estado de Chile, que también tiene una responsabilidad legal asociada a la protección, a través del Servicio del Patrimonio.
Junto a Natalia trabaja un equipo multidisciplinario compuesto por otra arquitecta, un profesor de historia que está vinculado a las comunidades directamente, una historiadora que está a cargo de los proyectos de investigación y una encargada del Museo de las Iglesias. Además, trabajan con carpinteros de oficio y de tradición vinculada a la restauración de las iglesias.
Desde este núcleo articulan y gestionan todos los proyectos.
Luego de ser declarados patrimonio mundial, ¿cómo ves la asistencia a los templos? ¿Se mantiene o ha bajado?
“De todas maneras, la merma está sí o sí. De eso no hay ninguna duda. Las comunidades de las iglesias son parte de los consejos parroquiales y ellos mismos van comentando que la gente joven ya no está muy entusiasmada con participar, que les cuesta muchísimo motivarlos a que asistan, a que participen, a que sean parte de la parroquia. Eso, de todas maneras, y los comités de iglesia están compuestos en su mayoría por personas de la tercera edad, y cuesta mucho motivar a la gente joven”.
En contraparte de la abulia señalada por Natalia Cruz, las comunidades de cada iglesia parecieran estar muy activas.
“Todos los templos hoy día están administrados por comités de iglesia, o en su defecto, cuando hay un párroco asentado en la iglesia, por un consejo parroquial. Eso sí o sí sigue funcionando. Y tienen un consejo que en la mayoría de los casos tiene incluso personalidad jurídica, que se está organizando y fortaleciendo; también estamos haciendo un trabajo en torno a eso. La iglesia de Achao, por ejemplo, tiene un comité de iglesia que está súper activo y altamente capacitado también, y ese es también otro de nuestros objetivos, que los comités de iglesias tengan ese nivel de actividad y logren hacer este tipo de cosas, de iniciativas, sacarlas adelante”.
En Chiloé, las iglesias se erigían en sitios costeros que ya tenían una importancia ritual y social para los pueblos originarios, tanto canoeros como huilliches. Dado que las visitas de los misioneros eran esporádicas, una vez que se establecían comunidades de creyentes en los distintos sectores, se designaba a personas locales para cuidar las iglesias y prestar servicios religiosos básicos. Así nacieron los patrones de iglesia y los fiscales, que perduran hasta hoy.
Las comunidades en torno a las iglesias realizan una importante labor en la mantención y cuidado de los templos. Fueron ellas mismas las constructoras iniciales de las iglesias desde el siglo XVII y han sido siempre activas en su protección y mantención.
El estudio inventario de iglesias del archipiélago de Chiloé, perteneciente a la Escuela de Arquitectura Religiosa en Madera del año 2019, de la Subsecretaría del Patrimonio Cultural, da cuenta de que parte de los atributos característicos de las iglesias es el gran nivel de participación de los miembros de la comunidad en todas las tareas que tienen relación con la mantención de los templos y sus tradiciones, por ejemplo:
• El 65% de los carpinteros en la comunidad ha participado en la mantención o reparación de su iglesia.
• El 66% de los templos cuenta con fiscales.
• 22% Cuenta con cabildos.
• 51% Cuenta con patrones, cargos que revisten gran responsabilidad y son de título honorario.
• El 38 % de los templos cuenta con una organización laboral a través de mingas.
Es un hecho de la causa cuán involucrada está cada comunidad en torno a su iglesia.
“De todas maneras. Es parte de este patrimonio. Sí, en el sitio Patrimonio Mundial todavía tenemos fiscales, hay cabildos, hay vinculados a la iglesia de Cahuach, por ejemplo, hay actividades que son muy tradicionales y que siguen totalmente vigentes, como por ejemplo la Marcha de las Vírgenes en Quinchao, el Nazareno de Cahuach”.
¿Cuál es el rol del gobierno en la preservación de los monumentos?
“Más que con el gobierno de turno, nuestra vinculación directa es con el Estado de Chile, el cual tiene una responsabilidad legal que está vinculada a la protección de todos los sitios de Patrimonio Mundial que se tienen en Chile. El Estado de Chile abre fondos concursables, como por ejemplo los fondos del patrimonio, fondos cultura o uno específico que es el Fondo Subsidio de Sitios de Patrimonio Mundial, que lo entrega el Servicio del Patrimonio, que son específicos para sitios de Patrimonio Mundial. Y a partir de esos fondos concursables, nosotros tenemos que ir concursando año a año”.

¿Hay presencia de empresas del sector privado?
“Sí, tenemos posibilidades de ejecutar proyectos por medio de la Ley de Donaciones Culturales, que es una plataforma web en donde uno sube proyectos bajo la misma lógica de los fondos concursables. Uno tiene que formular un proyecto, lo sube, lo analiza una comisión, lo aceptan o emiten observaciones”.
LA IGLESIA DE ICHUAC
La construcción de la iglesia de Ichuac se remonta a 1880; tiene por patrono: Natividad de María, siendo el 8 de septiembre la fiesta patronal. La especialista destaca la urgencia con que están abordando el estado de esta iglesia: “Vamos a hacer una minga para la restauración de la Iglesia de Ichuac, porque tenemos el gran problema de que hay ciertas acciones para la restauración de las iglesias que son mucho más grandes de lo que podemos abordar con un fondo concursable". Los fondos concursables para las restauraciones tienen un tope, dependiendo del año, pero entre 85 y 120 millones de pesos”.
El bajo monto contemplado requiere la participación de otros agentes. Dada la envergadura del proyecto, el fondo no es mucho.
“No, no es mucho, y para una restauración que busque conservar ciertos valores patrimoniales, cierta tipología y la forma de hacer las cosas asociadas al oficio tradicional carpintero, es poca plata. Esos son pocos recursos. Estamos hablando de que para la restauración del piso y fundaciones, que es la mayor complejidad, el monto de restauración estaría bordeando los 500 millones de pesos”.
¿Y cómo se alcanza esa cifra?
“Esa es la gran duda. Otro fondo, otro concursable. Esa es la gran duda. Este año subiremos el proyecto de restauración del piso y las fundaciones de la iglesia para poder financiarlo mediante donaciones culturales, porque lo bueno que tiene esta plataforma, esta manera de abordarlo, es que no es necesario trabajar solamente con una empresa, sino que un proyecto puede ser abordado por diferentes empresas y así muchos pueden contribuir a una misma causa”.
¿El concepto de la minga calza con precisión en estas fórmulas?
“Sí, sí, totalmente. Bueno, el concepto de la minga obviamente es un concepto histórico sobre trabajo colaborativo, sobre aporte dentro de una misma causa. Y nosotros, obviamente, lo que vamos a hacer ahora es tomar ese concepto para trabajar en torno a la Minga de la Iglesia de Ichuac porque no podemos hacerlo solos. No podemos hacerlo solos con el Estado de Chile. Tienen que participar el privado, tienen que participar empresas, fundaciones privadas”.
En ese mismo sentido, Cruz señala que “hay que hacer una gran minga, pero a nivel nacional. Estamos hablando de recursos que son de una cantidad importante, pero que tienen que ver con la conservación de un sitio patrimonio mundial. Entonces, no es menor el desafío y es sumamente importante”.
La labor especializada que realiza la profesional junto al equipo de la Fundación es fundamental.
“Nosotros, como administradores de sitio, tenemos monitoreadas a las 16 iglesias que componen este sitio de patrimonio mundial. De las 16 iglesias catastradas, analizamos cuáles son las que están en peores condiciones".
¿Cuáles son las que fueron recientemente restauradas? ¿Cuáles son las que necesitan normalización eléctrica? ¿O qué tratamiento aplicar contra xilófagos, como la termita que son esos bichitos que se comen la madera? “
Con mirada experta, establecen la prioridad de los proyectos que calcen con los objetivos de la conservación general del sitio. Cruz agrega: “En este caso, las iglesias de Ichuac, Detif, Colo, que se está uniendo a la lista, y Cahuach son las que están con peores condiciones o con situaciones que realmente tenemos que responder prontamente para que no se sigan deteriorando”.
¿Qué pasa cuando se debe intervenir alguna parte que tenía una determinada madera y que no está disponible?
“Es una gran pregunta De hecho hay ciertas maderas que ya no estamos encontrando o que no estamos encontrando con la calidad que usaban antes, o que directamente surge un conflicto ético con respecto al uso de esas maderas, como en el caso del ciprés de las Guaitecas o alerce.
Entonces, lo que estamos haciendo siempre de la mano con el Consejo de Monumentos Nacionales es ver en el caso a caso cuáles son las maderas que en ciertas ocasiones pudieran reemplazar. Estamos ocupando, por ejemplo, roble pellín, que es algo que, si bien se ocupó hace mucho tiempo, ahora lo estamos ocupando en mayor cantidad porque tiene buenas características; es de crecimiento más rápido. “En el caso a caso, vamos viendo los criterios”.
Estas obras son de un valor que tal vez a veces no se logra comprender el alcance.
“Es porque, claro, son súper técnicas, son súper específicas y hay que ir viendo siempre el caso a caso, no solo de la obra, sino que en la misma obra de cada pieza que se restaura”.
El proceso constructivo de la iglesia chilota se distingue por la ausencia de clavos y tornillos. Básicamente son ensambles de tarugos.
“ Eso fue en algún momento, pero ahora ya sí tienen clavos y tornillos. Hace años solo tenían tarugos de madera de luma. Pero es parte de esta carpintería chilota, porque era una carpintería de armar. Era como un gran sistema de Lego, de Mecano”.
La respuesta desmitifica la concepción generalizada y romántica del proceso constructivo chilote y la creencia de que las iglesias fueron levantadas sin utilizar clavos. “O sea, en algún momento efectivamente fue así, porque no había ese material. No había materiales o elementos metálicos que se pudieran usar en la construcción. Entonces efectivamente se construía en base a trabas de ensambles y empalmes y con eso bastaba”.
Sobre la presencia del carpintero chilote en estos trabajos, ¿cuál es su aporte?
“Es pieza fundamental. Es determinante en las obras de restauración de patrimonio, porque saben usar las herramientas para llegar al resultado de cierto tipo de ensambles y empalmes. Saben cuándo usar ciertos ensambles y empalmes y saben cómo trabajar la madera también.”
¿Hoy día el componente turístico es más importante que el tema religioso dentro de la labor de la Fundación?
“No, en ningún caso. Hoy día las iglesias de Chiloé tienen una vocación religiosa en primer lugar. Esa es su vocación actualmente. Y el turismo es algo que naturalmente ocurre, pero en ciertas ocasiones genera tensiones. Cuando llegan cruceros, son muchos turistas los que visitan una iglesia; sobrepasan la capacidad del lugar e interrumpen la función original de la iglesia, por la cual la comunidad local sigue asistiendo.
Nosotros constantemente estamos pensando y evaluando cómo estas situaciones pueden convivir porque el turismo evidentemente entrega una oportunidad de desarrollo sostenible si es que se lleva de buena manera”.
