Oscar Petrel
“La música de Sendero Sonoro es música del sur de Chile".

Su música es interpretada con acordeón diatónico, tambores, guitarra amazónica, semillas indígenas y danza afrolatinoamericana. La conformación actual de Sendero Sonoro nació de vuelta de la pandemia y está integrado por: Oscar Petrel, Francisca Álvarez, Patricio Cano, Carolina Contreras, María Isabel Tapia, Víctor Oyarzo, Cristian Rüdiger y Juan Pablo Andrades. En esta entrevista su director, Oscar Petrel da cuenta de esta reconocida banda que,cada día, emprende un vuelo más alto.
¿Cómo surge el proyecto Sendero Sonoro?
“Recuerdo un invierno, por allá en el 2015, cuando nos reunimos un día de lluvia en Pelluco, con Patricio Cano, Macarena Gómez y Julián Semler. La conformación de ese entonces era muy distinto a la de ahora. Sonábamos con gaitas, que son una especie de flautas andinas y que son de una música mucho más tradicional. Hacíamos música y nos acompañábamos.”
¿Por qué optar por una musicalidad, con sonidos y estéticas tan distantes a nuestra zona sur?
"Yo no estoy de acuerdo con el enunciado de la pregunta, porque las estéticas y sonidos que hacemos con Sendero Sonoro me parecen más bien identitarias de lo que somos actualmente como sureños. Es un sur que, por supuesto es un sur contemporáneo, que se sacude del cliché de la magia del sur, de esa idea estática, melancólica y pastoril de su habitante. Ese sur que es el sur estereotipado no habla, por ejemplo, del problema de la contaminación. Nosotros nos alejamos también de un tipo de musicalidad que se queda pegadísima en la celebración del copete y el eo eo eo. Para mí la música y la poesía es una posibilidad de traducir lo que somos realmente. Pienso en el colorido de los cuadros del pintor Rubén Schneider. Nosotros sonamos como esas tonalidades. La agrupación se distingue de otras bandas principalmente por su enfoque en la fusión de géneros. Las letras y las canciones son creadas por el poeta Oscar Petrel, fundador del colectivo. Musicalmente, es un proceso investigativo continuo, que se pregunta por los sentidos de la música y el cuerpo en tiempos de crisis. Su puesta en escena es una manifestación de esas respuestas, que nacen de la convivencia cotidiana de un grupo de amigos y amigas que se reúnen a cantar y bailar al inicio de la carretera austral. Las letras de las canciones son poéticas y ecológicas, desafían a reflexionar y baila" .

Háblanos sobre tus composiciones ¿Qué te inspira?
“Me inspira la vida misma que nos ocurre aquí mismo. Me parece que el mar y la mar suena todo el rato por debajo de lo que hacemos. La alegría de sabernos vivos. Compartimos esa simpleza y esa celebración, pero no olvidamos lo que dijo en su momento el maestro Juan Chuchita: la cumbia es un fuego de sangre pura que con lamentos se canta.”
Los dirigidos por Petrel buscan acercar a la niñez a un sentimiento de alegría. Son canciones originales, que despiertan al público con ritmos de cumbia, bullerengue, puya y pasacalle chilote. En un contexto musical donde el discurso cantado es violento en muchos sentidos, su música es una música respetuosa con las infancias. Los niños y niñas la pueden bailar y cantar. Cada canción es una invitación a imaginar, pensar y bailar.
¿Cuánto hay de recopilación en el repertorio y cuanto es creación propia?
“La mayoría de las canciones las he creado y las he ido puliendo con el tiempo. Algunas las hice en Valparaíso, hace más de diez años atrás. Es un repertorio original que también ha ido crecido gracias al aporte y compañerismo de los distintos músicos y profesionales que integran actualmente la banda. Todos ellos, e inclusive los integrantes que han pasado por la banda han dejado un sabor, una textura, una forma del sonido. La música que hacemos es un entramado grande y se conecta con formas tradicionales de entender la música.”

¿Cómo ha recibido el público la sonoridad que plantea la agrupación?
"La bailan, la escuchan y la comparten. Fue emocionante para mí darme cuenta que en una presentación del verano, una familia viajó de Calbuco solo para vernos tocar. Nos alegra confirmar que nuestra música es respetuosa con las infancias. Los amigos y amigas también son muy apañadores.”
En tiempos de excesivas individualidades, de estridentes sonoridades electrónicas, ver y escuchar un trabajo natural, con cantos y tambores, acordeones, guitarra y contrabajo, invitan a espectadores a conectar con sentidos musicales y corporales primigenios y esenciales. ¿Cómo se relaciona la propuesta de Sendero Sonoro con la música del sur de Chile?
“La música de Sendero Sonoro es música del sur de Chile. Tenemos influencias de la cultura afrolatinoamericana, indudablemente. Usamos tambores propios de la cultura afrocolombiana, por ejemplo. Ese trabajo lo hemos ido depurando con Carolina Contreras y el maestro Sergio Barría que nos enseñó en su momento hacer música de estas maneras sabrosas.”

La agrupación practica y rememora una forma tradicional de entender la música: el canto y el movimiento que nace desde una colectividad. Posee un sentido de autenticidad en sus composiciones y una fuerza interpretativa seductora y cautivante. ¿Cuánto más te atreves a explorar en la fusión de música y estética?
“Hay un camino que no es nuevo, pero que no deja de ser arriesgado: vincular la poesía y la música. No ha sido azaroso que ferias del libro, o encuentro de escritores nos estén invitando a sus eventos. Yo personalmente pertenezco al colectivo de Pueblos Abandonados y con la banda nos hemos presentado en los congresos del colectivo. Por ejemplo, en Punta Arenas tocamos frente a un esqueleto de ballena mientras los escritores y escritoras bailaban. Por otro lado, Carolina Contreras trabaja con el lenguaje propio de la danza contemporánea. Me parece que estamos en una exploración bien sugerente en cuanto a fusión estética. Sendero Sonoro, si uno lo lee bien, más bien es un sistema de amplificación de la poesía.”
¿Cuáles son los proyectos en que está trabajando la agrupación?
“Tenemos una deuda con el registro de canciones. Esperamos este año seguir grabando. Ahora que comienza el invierno, quizás darle más tiempo a la creación. Respetar ese llamado del invierno que es tan evidente. Ahora bien, también tenemos nuevas presentaciones agendadas. Y hace poco subimos a las redes un video clip que realizó Gabriel Montiel que ha tenido muchas visitas. Es de la canción “El mono” y los invito a seguir viéndola y escuchándola.”

¿Cuál es tu análisis de la promoción del arte y la cultura desde los estamentos oficiales?
“Es un tremendo tema. Algunos estamentos oficiales tienen una visión bien particular de la promoción del arte y la cultura. Me da la impresión que hay una enorme confusión. Mucha farándula. Mucha tele. Tal vez mucha ignorancia en el fondo. Funcionarios y funcionarias que llegan a cargos administrativos importantes más bien por militancias políticas, parientes apitutado, o qué sé yo, más que por un amor real a la difusión del arte y la cultura. Ya no sueñan con un país mejor. Por otro lado, yo veo y habito dentro de una cultura viva poderosa. Un manantial de creación enorme. Nuestra banda es una más. El sur de Chile en ese sentido es hermoso y diverso. Que no se conozcan ni se fomente realmente la creación que hacen los artistas en sus diversos registros y formas, es también parte del problema y la ceguera. Allá ellos, aquí seguimos siendo todavía.”

