ROBINSON BARRIA, ESCULTOR
Monumento Sentados Frente al Mar: "No te vayas de mí".

Puertovarino de nacimiento, sus estudios básicos y medios los realizó en el Colegio Alemán de Puerto Varas y Puerto Montt, Liceo Industrial de Puerto Montt y se tituló, el año 1987, en Pedagogía en Artes Plásticas en la Universidad de Playa Ancha. Tras egresar, inició un periplo por diversos países de América del Sur, pero fue en Ecuador, país en el cual permaneció un año trabajando en el taller de escultura monumental Las Cuadras del municipio de Quito, donde se compenetró en este arte, donde ha desarrollado una obra que le ha merecido reconocimiento por un lado y también ha sabido de la crítica opositora a sus creaciones.
A través de la escultura, ha comprobado que existe una relación de causalidad en lo que aparentemente es casual. “Muchas de mis esculturas son el resultado de variables que no controlo o de la reunión de distintos materiales, recolectados en distintas épocas y lugares para dar una vitalidad nueva a estos elementos inertes, pero que tienen la energía suficiente como para utilizar al escultor como el catalizador que les devolverá la vida”. Señala, como declaración de principios, en el portal donde exhibe parte del catálogo que ha producido.
En 1995 decide regresar a Chile y sentar las bases del oficio aprendido, pues según confiesa: “La nostalgia me hizo volver a mi país”. No quería echar raíces porque para mí era un viaje; yo sabía que quería volver”. Llegó para Navidad de aquel año. El pasaje lo consiguió a cambio de una de sus esculturas. Se radicó en Ensenada, dando forma a su taller artístico. Inmediatamente haberse titulado se inicia en el estudio y la investigación de la cultura mapuche, guiado por el aprendizaje y el contacto con algunas de las culturas indígenas americanas, período que él define como de búsqueda. “Sí, claro, porque también la cultura originaria es invisibilizada, prácticamente durante todas las etapas de educación. Salvo algunos nombres que enseñan en el colegio. Pero la base, la cosmovisión y toda esa riqueza espiritual que tiene cualquier cultura, como la nuestra que es la mapuche huilliche”. Sin proponérselo, Barría se adentraba en un terreno que la traería, más temprano que tarde, lamentables consecuencias.

Sorprendido por la riqueza histórica que tiene el territorio del lago Llanquihue, el artista enriquece el relato occidentalizado y tergiversado de la leyenda del Espíritu de Peripillan que habitaba y estaba prisionero en el volcán Osorno. Al no poder resistir que su amada Licarayen se casara con el toqui Quitralpi, comenzó a vomitar humo, azufre y fuego, haciendo temblar la tierra. Lo hace para introducir eventos que le sucederían en torno a su incansable afán de resaltar elementos de la cultura mapuche, en medio del asentamiento colonizador germano en la cuenca del lago, para rescatar este valioso patrimonio identitario territorial. “Fui elegido delegado para el cabildo cultural, que se hizo en el año 2000. Desde Puerto Varas debí viajar a Santiago, donde tuve la fortuna de conocer una poetisa mapuche, Rayén Kvyeh, con quien nos hicimos amigos”. Posteriormente, Kvyeh fue invitada a Puerto Varas al complejo turístico que tenían los padres del escultor llamado Cabañas Trauco. En ese recinto se realizó un evento financiado por la municipalidad de Puerto Varas donde expuso el verdadero relato de la leyenda de Licarayén. “Todo lo que sabíamos al respecto era a través de los textos escritos a partir de una visión occidental y cristiana, del conquistador”. Barría y sus intentos de posicionar nuevos aspectos comenzaron a hacer ruido en cierto sector de la comunidad que se resistía.
¿De alguna manera atribuyes esta oposición a una forma de invisibilizar el real origen de la leyenda, una especie de neoconquista?
“La invisibilización viene de antes, de la época de la pacificación. Hay una historia de un pueblo que vivió aquí, con sus rituales y ceremonias y su jerarquía. A partir de esta leyenda podemos recrear todo ese mundo, ya sea a través de obras, a través de artesanía, a través de escultura, pintura y educación”. En esa misma línea, en el año 2000 convocó a un encuentro de pintores en Ensenada; allí se dio cita un grupo de artistas plásticos a pintar in situ temáticas relativas a la leyenda de Licarayen. Hasta que en marzo de 2001 fue víctima de “Un atentado incendiario, donde perdí toda la historia y trabajo que había recopilado durante nueve años Seguramente yo estaba revolviendo mucho el gallinero, no sé qué pasó, pero me quemaron todo”. En el siniestro, Barría perdió todos sus trabajos y maquinarias. El complejo donde tenía no sólo su taller, sino que también su casa, había construido un salón comedor para 50 personas. “La última actividad grande que tuvo ese camping fue arrendada por Discovery Channel, con el incendio; me dejaron tirado en la playa, sin nada. Sin ese atentado quizás, el Sentado Frente al Mar no habría existido. Quisieron destruirme y me impulsaron más aún, muchas gracias por eso”. Reflexiona.
SENTADOS FRENTE AL MAR
El fallecido cantante de Los Iracundos, Eduardo Franco, compuso la canción “Puerto Montt” en 1968. Es más, Franco la escribió sin tener la intención siquiera de nombrarla así. El intérprete reconoció en vida que al inicio el sencillo se iba a llamar “Por amor”, pero que en un descanso de una gira de la agrupación decidieron cambiar el nombre del tema. La canción “Puerto Montt” fue estrenada en octubre de 1968 en el II Festival Buenos Aires de la Canción. En 1989 falleció Eduardo Franco sin conocer la ciudad.
Es este verdadero himno a la ciudad el que inspira al escultor Robinson Barría para dar forma a la obra que le ha otorgado mayor reconocimiento. “La idea de levantar el gigantesco monumento surgió en el año 1996. En 1998 registré la propiedad intelectual de la obra antes de construirla, porque yo sabía que era buena la idea”. Una de las primeras autoridades que conoció el proyecto fue el exalcalde de Puerto Montt, Juan Sandoval Paredes. El entonces edil, en un acto que tomó por sorpresa, anunciaba en una edición dominical del diario El Llanquihue el proyecto y su construcción en el sector de la costanera. “Gigantesca escultura monumental”, decía el titular, con la foto de la maqueta. Me enteré a través de la prensa”. Sonríe y continúa: “Bueno, yo dije: ¡wow! ¡La vamos a hacer!”.

Pero no hubo financiamiento y con esa administración no hubo más. Pasaron 5 años con el proyecto dormido y a raiz de haber perdido todo con el atentado incendiario se aferró a esa idea para surgir nuevamente de las cenizas. Afortunadamente la maqueta y muchas fotos de su trabajo estaban en casa de sus padres cuando todo lo demás ardía. Se conjugaron muchas estrellas para hacer realidad esta escultura: un alcalde, que escuchó, evaluó y permitió su creación, Un extinto Centro de Extensión Cultural de la Universidad de Los Lagos, denominado “La Casona del Arte”, cuyo Director, Pedro Muñoz Benvenuto, fue gravitante en guiarlo y buscar las formas de materializar el proyecto escultórico, la agencia de publicidad que creó la campaña y, principalmente, Patricia Tricallotis Saavedra, quien motivó y buscó los fondos para la construcción de la icónica pareja y se transformaría no sólo en la gestora de la causa; también se convirtió en su pareja y madre de su hijo Lucas León.
La campaña que buscaba auspicios encontró eco en diversas empresas e instituciones. La meta era la suma de 35 millones de pesos y el compromiso perentorio que el artista suscribió con Rabindranath Quinteros Lara, alcalde de la época, consistió ni más ni menos que en que el monumento se inauguraría el 14 de febrero de 2002, el día de los enamorados, que contó con la presencia estelar de la banda uruguaya para entonar el mítico canto Puerto Montt para develar la obra Sentados Frente al Mar. “Era una idea muy loca, todo calzaba y tenía sentido, pero a mí me quemaron el taller en abril y diez meses después debía inaugurar el monumento. Para mí no tenía ningún sentido inaugurar una fecha distinta, por la espiritualidad que ya hablé y porque yo creo en las conjunciones de estrellas”. No había posibilidad de reversar la cronología. Finalmente, la campaña recaudó 33 millones aproximadamente. La carta Gantt corrió más de prisa que la llegada de los fondos. Los plazos comprendían el inicio de las faenas en agosto y la inauguración en la mentada fecha, 14 de febrero.
Sin embargo, el dinero recién estuvo disponible en la medida que las empresas, que haciendo uso de la Ley de Donaciones Culturales, se sumaron, desde octubre y hasta terminar la obra. Cumplidos los estudios de cálculo estructural, la ingeniería avanzó a los trabajos de construcción de bases y cimientos. La obra originalmente alcanzaba 7 metros y medio, y el proceso de moldaje, enfierrado y enmallado se tuvo que cumplir en plazos récords. La fecha de entrega era impostergable. “Un sinnúmero de personas trabajaron en la obra, también jornales que aportó la municipalidad, amigos y familiares del artista y especialistas como ingenieros, soldadores, enfierradores, albañiles, carpinteros”. Mientras realizaba detalles en altura, y producto del cansancio por extenuantes jornadas, a Barría se le soltó la maqueta desde gran altura, resultando totalmente destruida y perdiendo información para esta parte del proceso.
Barría recuerda que el plazo lo apremiaba y que hasta el día 12 de febrero, a dos días de descubrir el velo inaugural, el clima fue propicio para las faenas, pero los imponderables no desaparecían. Esa noche se festejaría el aniversario de fundación de la ciudad con fuegos artificiales pero una lluvia torrencial desatada imprevistamente lo impediría para dar paso a que todo este arsenal pirotécnico se usase en la inauguración esperada. El escultor prácticamente no durmió los días previos, pero ya con los últimos retoques, la madrugada del día final daba cierta tregua a la magna ceremonia A las 12 horas del día de la inauguración, Barría entregó su obra y se dirigió a su casa a descansar, pero el cansancio acumulado hizo que no despertara a la hora que debía hacerse presente y debió ser despertado, literalmente, por un funcionario municipal para comentarle que la ciudad se había volcado a la costanera, que los uruguayos y el alcalde se encontraban a los pies del monumento y que solo faltaba él.
Tras muchas dificultades pudo sortear el mar humano apostado en las inmediaciones del monumento, Barría llegó hasta la explanada y se pudo, por fin, dar inicio a la ceremonia de inauguración de la escultura. El acto culminó con un memorable show de Los Iracundos, festival pirotécnico y un cóctel en el Club Alemán. Posteriormente, durante mucho tiempo y todavía hoy esta controversial escultura es objeto de enconada crítica, pero misteriosamente se ha posesionado en el corazón de la mayoría de las personas que la ha erigido como el lugar más fotografiado e ícono de la ciudad. “La obra tiene mucho de kitsch, pero a pesar de todas las críticas ha hecho que se posicione como un ícono de la ciudad y es esa relación de amor y odio la que ha contribuido precisamente a que la obra se identifique con Puerto Montt y viceversa”. Argumenta su creador.

CONSULTA CIUDADANA
Diversas formas de poderes fácticos han asestado golpes a la obra de Barría. Recuerda la demolición de una de sus esculturas instaladas en la costanera de Puerto Varas, ordenada por la administración del edil Ramón Bahamonde. En esta saga, su mayor enfrentamiento lo encaró en 2019, con Rodrigo Wainraihgt Galilea, quien en su calidad de Seremi de Vivienda y en el marco del proyecto de remodelación de la costanera puertomontina, se declaró contrario a la permanencia del monumento.
Al ser consultado por Cooperativa si a él le gusta la estatua; reconoció que "A mí no me gusta desde el punto de vista estético, pero hay otras personas a las que les encanta: eso es muy subjetivo". Se está trabajando en un diseño para modificar la costanera de Puerto Montt y en ese proyecto, el monumento a los enamorados, "Sentados Frente al Mar", no está contemplado. Señalaba el actual alcalde de la capital regional.
Anunciaba que para resolver el destino. “Se va a realizar una consulta ciudadana vinculante que definirá el destino de la estatua”. Explicaba la autoridad regional de la cartera del ramo. Robinsón Barría acusa: “Entiendo que hubo un complot, no sé de qué tipo, en torno a la obra tras no lograr su objetivo, pero es comprobable que se destruyó parte de ella”. Se queja y plantea aún más: “No hay una placa de reconocimiento al autor ni al nombre original de la obra”.
La propuesta que promocionaba Wainraihgt consistía en un desmantelamiento de la colosal obra y un traslado faraónico hasta el sector de la puntilla de isla Tenglo. Sin ninguna factibilidad técnica, mucho menos de respeto por la concepción original del autor, el destino de la obra se dirimió mediante una consulta ciudadana vinculante, donde los habitantes se pronunciaron mayoritariamente con 65% a favor de mantener a los enamorados de cemento en su lugar originario.
También en su defensa, el día de las votaciones, diversos actores manifestaron su adhesión a la obra de Barría, entre los que destacan Mario Irarrazabal, quien sostuvo sobre la icónica escultura de Puerto Montt: "La consulta popular más grande son las personas que se sacan fotos y la consideran una obra de arte". El sentido de esta escultura se cumplió, uno de reconocimiento a Los Iracundos por su canción, que permitió que en su época Puerto Montt se conociera primero por la canción y ahora se conoce más por la escultura.

El artista acusa intencionalidades desde su génesis y también apunta a las vandalizaciones que ha sufrido. También denuncia el daño sufrido por el monumento en los trabajos de remodelación del flamante parque; al cambiar la cota de altura, los pavimentos están más arriba que los instalados inicialmente, lo que se constata en los pies de la niña, que originalmente estaban colgando, mientras que ahora los talones tocan el barro.
Además, aprovecha para reiterar su molestia por el cambio inconsulto que se hizo al banco de tres columnas original de la obra misma por maceteros gigantes que la rodean con el fin de plantar árboles que la ocultarían tras un verde follaje. En sentido opuesto, valora la intervención que hizo la agrupación SurPinta, en febrero de 2023, el colectivo tras pedir autorización, pintaron el actual diseño que luce Sentados Frente al Mar. “El color que tiene la mejora sustancialmente, aunque tiene muchos detalles, demasiado latino, muy caribeño. Pero era necesario hacer una mantención a la escultura; estaba muy abandonada. Aunque creo que en algún momento sería bueno volver al color original de las vestimentas.”
Comenta sobre el trabajo plástico y el concepto que los grafiteros realizaron. El afamado escultor deja entrever un postrero lamento sobre los atentados e intentos para derribar la pareja a manos de un fanatismo exacerbado, preso de motivaciones totalitarias que en otras latitudes tumbó históricas obras, todo en nombre de la ideología. A pesar de todo, los enamorados siguen allí, inamovibles, “Sentados Frente al Mar” de Puerto Montt, musitando “Más en la soledad, su voz me gritará: no te vayas de mí”.
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