Guillermo "Willy" Chávez, folklorista 

“Me siento un agradecido de la vida".

Guillermo Esteban Chávez Alvarado nació en Puerto Montt el año 1962. Calle Huasco, la cuesta del Cementerio General ha sido el paisaje de casi toda su vida. Tras estudiar en el colegio Arriarán Barros, cursó estudios superiores en el Instituto Comercial y egresó de la enseñanza media en el Liceo Comercial B72, en la Avenida 5 de abril de Maipú. Hasta allá se ha trasladado desde los 13 años, en un constante ir y venir, viajes donde comenzó a forjar su veta de escritor y compositor. El popular Willy Chávez, carismático y locuaz, accedió a esta entrevista para compartir su historia.

¿En qué momento de tu vida aparece la música?

Empecé a escribir siendo niño, versos de enamorado, poesía de niño. Pero mis primeras líneas, más seriamente, las escribí en un cuaderno Galeón. Escribí una novela de ciencia ficción. A los 16 años, escribí mi primera canción, que dediqué a una polola que tenía, y que después se convirtió en mi señora y madre de mis hijos. La historia no termina muy bien, pero en paz”. Sonríe al recordar su musa de la cual se divorció años después.

Esas primeras composiciones nada tenían que ver con el género que ha desarrollado. Años más tarde se unió Alejandro Sánchez en la creación de canciones preparadas para concursar en festivales y en el género de la trova. ¿De quién recibías influencia?

“Esos años eran tiempos difíciles para escuchar trova. Entonces fue algo innato y natural. Una prima me dijo: "Tus letras se parecen a las de Silvio Rodríguez". Ella me hizo escuchar canciones del trovador cubano, y efectivamente había similitudes. Pero fue natural escribir con metáforas”.

Chávez se declara agnóstico. No cree en las religiones. En sus procesos introspectivos prefiere mirar hacia arriba y buscar en el cosmos respuestas y desde allí plasmar una mirada a la sociedad, escribirle al amor. Pero estas creaciones las guarda bajo siete llaves, pero también mis líneas melódicas son de trova. “Las grabé y las tengo para mí, nunca me he atrevido a mostrarlas”.

Ese trabajo inédito quiere heredarlo a sus hijas. El público te asocia inevitablemente a tu versión más folklórica y al trabajo con Ecos del Caleuche, desde donde estableces la pachanga chilota. “Claro. La denominé así porque son ritmos tropicales, de fusión tropical, y hay algunas con barniz de vallenato, algo de salsa y rumbas; toda esa mezcla, yo la llamo pachanga chilota porque en las historias que contamos intento reconocer y valorar nuestro lenguaje, nuestras costumbres, mitos y leyendas. Pueden ser las letras picarescas, pero siempre tienen un contenido, tienen un trasfondo”.

 

 

Pero hay una musicalidad cercana al folklore chilote. ¿Cómo se logra unir estos estilos y llegar a un sonido más cercano a la cumbia?

“Por supuesto, son como las canciones del Moncho Yáñez, el famoso Choño de la Quebrá, y lo de Ecos del Caleuche, tenemos el clásico Son pulidos para bailar”.

¿Es tu mayor éxito?

“El tema es muy conocido, fue el primero que pegó y es conocido en todo Chile, pero sin embargo el más popular es la que hizo otro integrante que tuvo la agrupación, Gastón Uribe, que también fue parte de Ecos del Caleuche. Se llama El curanto en Tenglo, que todo el mundo conoce como ‘Chicas laven su choro’; tiene más de 700 mil visitas en Youtube”. Sin duda, el contagioso ritmo y la picardía de las metáforas son un infaltable en sus presentaciones.

En los inicios del conjunto grabaron registro que circuló en formato cassette y disco compacto. Curiosamente, señala no tener ninguna copia de esa producción, grabada por tres integrantes, que fue hecha casi artesanalmente. Una de sus memorables presentaciones Willy la vivió en una expo en el recinto Arena. En la ocasión recorrieron lo mejor de su repertorio para deleitar al público.

Afortunadamente nos ha ido bien, con harto trabajo, con harto sacrificio, porque uno es obrero en la música y en la poesía”. Todo lo que ha escrito y compuesto se preocupa de inscribirlo en la Sociedad Chilena de Derecho del Autor, entidad de la cual es parte. “Exactamente, ahí se debe enviar el tema; puede ser con pura guitarra porque lo que le interesa es registrar la línea melódica”.

¿Llevas un registro de cuántas obras has registrado?

“No sabría decir cuántas. Lo que se conoce de mí es el trabajo compositivo para Ecos del Caleuche, pero yo escribo cuecas, y mis canciones han concursado en distintos festivales. Entre los años ochenta y noventa, tuve la fortuna de clasificar en muchos festivales a lo largo del país, con buenos desempeños, en la voz de Patricio González, Jessica Argel y a través de Ecos del Caleuche, obviamente. Me han grabado grupos de la talla de Maihuen de Los Ángeles. Ellos popularizaron la cueca "Tu partida" el año 2019.”

 

La calidad autoral de Chávez hace que sean los grupos y artistas quienes le soliciten poder grabar sus obras. “Nunca he andado ofreciendo mis canciones; a medida que mi trabajo se fue conociendo en festivales, poco a poco fueron pidiendo mis composiciones. En la zona central hay un montón de grupos que han versionado mi trabajo, incluso en la onda ranchera”.

El prolífico autor también ha incursionado en la danza y en la música infantil. Se declara realizado con todo lo que ha hecho:“Mis trabajos me aportan felicidad, aunque no la cante ningún grupo ni la graben, pero yo abrazo el trabajo realizado y finalizado”. Señala que le han adjudicado haber hecho cambios en el paisaje musical del sur de Chile con sus canciones, por el uso de la metáfora y en las danzas. “Si te fijas bien, se siguen bailando las mismas danzas de hace 60, 70 años, no hay creación. Hemos sido flojos; no hay nuevas periconas, por ejemplo. Eso ha implicado un trabajo recopilatorio y, por cierto, de investigación de mi parte. Estudio la procedencia de cada danza, si viene de Inglaterra, de Francia, cuál fue su viaje, cómo nacieron, cómo sonaban, cómo se transformaron acá, cuál era el lenguaje, y después de eso yo me atrevo a hacer una pericona”.

Pero al hablar de danza, sí se declara ser respetuoso, porque reconoce una estructura a la cual ceñirse. “Lo que hice fue actualizar en cierta manera el lenguaje y los ritmos. Fui un atrevido porque considero que es una responsabilidad”. En ese mismo tema, Willy Chávez sabe que se le asocia poco con esta faceta: “Mi trabajo con la danza tampoco es muy conocido. El conjunto San Pedro de Angelmó ganó un FNDR, hicieron un trabajo con las danzas que yo les entregué, con coreografía y canciones estrictamente ceñidas a lo que indica la tradición".

 

 

Espera que el escenario le sea justo con su trayectoria. “No quiero estar patéticamente sobre los escenarios, quiero dejar un buen recuerdo porque voy a seguir vinculado a la música, aportando desde otro lugar, pero voy a seguir vinculado”. Dice haber sido bastante feliz.

“La música me ha permitido viajar mucho por mi país. Entonces yo creo que es mejor retirarse en un tiempo prudente y seguir aportando en alguna academia, para no irme con todo lo que he aprendido en el camino, sino poder transmitírselo a la juventud”.

¿En qué proyecto estás por estos días?

“Con Ecos del Caleuche estamos haciendo nuevas grabaciones de los temas clásicos e integrando canciones nuevas. También hay una producción de cumbias que serán cantadas por Jenny Mellado, la hija de Marcelo Mellado, doble de Luis Miguel. Con ella vamos a hacer un EP, grabaremos unas 5 cumbias que esperamos comiencen a sonar en radios prontamente”.

La versatilidad incombustible de Chávez lo tiene de lleno en una suite musical, con danza, con arreglos en piano, mucho más depurados, trabajo que ejecuta junto a Arturo Vera. Como si escribiera las últimas líneas de su obra magna, declara amar profundamente a su tierra. “Para mí es un privilegio poder hacer lo que hago, dedicarme a la música, a las letras. Me siento un agradecido de la vida. No espero mayores reconocimientos ni recompensas, porque pienso que si uno busca eso, mejor que se dedique a la música popular”.

Aspira a que su pachanga chilota se siga bailando en fiestas y que sus canciones sigan tentando a la suerte en un festival. ¿Has pensado en algún libro, en la edición de algún libro de tu trabajo?

“Sí, en un libro de poesía. Estoy preparando una compilación de mi locura. Que nadie me escuche, porque es poesía”.

¿Y la saga del asalto del banco, tu primer cuento?

“No, ese quedó como un bello recuerdo de niño”. Así es Willy Chávez.

De alguna manera sigue siendo aquel niño que se dedicó en plenitud al arte y a la cultura, dando rienda suelta a sus letras pícaras y otras que derrochan metáforas y poesía. Uno de esos artistas talentosos que exudan generosidad en vez de vanidad, uno de ésos que, más temprano que tarde, se echan de menos.